martes, 12 de enero de 2010

ASPECTOS A CONSIDERAR


Ciñéndonos a la observación, podemos reflexionar sobre varios
aspectos de este medio. Sucesivamente veremos:
- ¿Qué observar?
- ¿A quiénes observar?
- ¿Para qué observar?
- ¿Por qué observar?
- ¿Quién observará?
- ¿Qué clases hay de observación?
- ¿Qué instrumentos, en su caso, se pueden utilizar para ciertas clases
de observación?
- ¿Dónde observar?
- ¿Qué limitaciones de eficacia y de ética se dan en la observación?
¿Qué observar?
Habrá que observar el trabajo escolar, lo que hace en las distintas
dependencias de una institución docente, en especial, las aulas, pero no sólo
en ellas. De toda la actividad de la escuela, nuestro punto de mira se centra en
lo que sucede en las aulas.
Encontramos que el profesor y los alumnos interactúan: hablan,
escriben, gesticulan, manifiestan emociones y sentimientos. Es conducta
manifiesta. A través de ella, por un proceso de inferencia se pretende conocer,
de algún modo, la conducta encubierta, la que sucede dentro de la mente de
los sujetos.
Si observamos a los alumnos es por una razón: a través de su
comportamiento vemos reflejada la conducta docente del profesor. Éste no
actúa sino interactúa o interacciona con los alumnos, en el proceso de
enseñanza/aprendizaje. El profesor provoca con sus palabras y acciones, las
experiencias que irán transformando el aparato conceptual de los niños,
desarrollando, al mismo tiempo, las capacidades cognitivas y las actitudes ante
los valores.
Los aspectos o campos a observar son o bien 1º producciones
escolares, pruebas contestadas previamente por los alumnos, en una palabra:
resultados de procesos educativos del aula; 2º los propios procesos o
interacciones bien directa, bien indirectamente.
¿A quién o quiénes observar?
El profesor en el aula, los alumnos en el aula, durante la clase, el
claustro, un equipo docente de nivel o ciclo, el grupo de profesores de un
departamento, otros grupos de miembros de la comunidad educativa.
¿Para qué observar?
Las finalidades de la observación pueden ser de evaluación sumativa, o
de evaluación formativa.
Se dice que la evaluación es sumativa cuando se busca simplemente
conocer unos resultados o procesos para informar a las autoridades
administrativas, para otorgar una valoración o reconocer una capacidad. Los
efectos de la evaluación sumativa responden a una necesidad social de
conocer el estado o situación de sectores o elementos del sistema escolar.
La evaluación, por el contrario, es formativa cuando el objeto es
retroinformar al sujeto o sujetos para que corrijan o varíen los futuros procesos,
según los resultados que la evaluación aconsejen.
La observación del trabajo escolar puede tener las dos finalidades,
alternativa o simultáneamente. A veces el inspector observará con la finalidad
de informar a la superioridad para reconocer una capacitación, habilitación o
acreditación, o bien con la finalidad de incidir en las actuaciones próximas del
profesor o equipo docente evaluado con miras puestas en el mejoramiento de
la práctica docente particular, o escolar en general.
¿Por qué observar?
Para recoger información, datos que permitan evaluar, bien con finalidad
sumativa bien con finalidad formativa.
Y se observa por la insuficiencia de los sistemas “pregunta respuesta”
(cuestionarios, entrevistas, ...) que en muchos casos el grado de objetividad
(validez, fiabilidad y tipifidad) no está asegurado.
¿Quién observará?
El agente evaluador cuando observa tiene que tener algún tipo de
autoridad que le permita obligar a que el sujeto o sujetos se dejen observar.
Más adelante retomaremos el espinoso tema de las limitaciones de la
observación.
En principio podrían observar distintas personas: el director, el jefe de
estudios, un compañero, un mentor (profesor tutor del profesor principalmente
o en prácticas) y, por supuesto, los inspectores, los asesores de los Centros de
Profesores y los miembros de los equipos externos psicopedagógicos (E.O.E.,
...). Algunos pueden ser requeridos por el propio profesor o el propio equipo
docente, para pedir orientación o consejo (en este caso, declara finalidad
formativa), pero sólo el inspector de un modo abierto y no sólo ocasional,
puede observar la clase.
¿Qué clases de observación existen?
Según el criterio que adoptemos será la posible clasificación.
Si nos atenemos a la presencia física del observador cuando ocurre la
actividad observada, encontramos:
(Observación directa y observación indirecta)
Observación directa: es aquella en que el observador permanece en el
espacio y durante el mayor segmento temporal posible mientras el observado u
observador actúan con conductas manifiestas verbales o no verbales.
La observación directa presenta graves problemas de orden ético y de
técnica psicométrica.
Observación indirecta: es aquella que es vídeo o audiograbada
(electromagnéticamente) durante el tiempo y lugar en que sucede la
interacción, sin la presencia del agente observador. Éste observará con
posterioridad la grabación. Generalmente lo visto y/u oído se transcribe en
notas con las palabras de los intervinientes, con acotaciones de la conducta no
verbal captable (gestos, miradas, expresiones faciales,...).
Sólo presenta un inconveniente: la videograbación no recoge las
intervenciones de aquellos sujetos que se sitúan fuera del encuadre.
- Hace posible la autoobservación con todas las ventajas que para la
corrección presenta, el sujeto no puede dudar de lo que ve y/u oye
grabado.
- La vídeo o audiograbación permite revisar lo grabado todas las veces
que se quiera y detenerse en segmentos específicos de la grabación
(efecto moviola).
Las limitaciones éticas y psicológicas están muy disminuidas con este
procedimiento.
Si el criterio es la implicación del agente observador en el trozo de vida
escolar que tiene ante sí, que observa directamente, nos encontramos con:
- La observación participante o etnográfica.
- La observación no participante.
En la primera (la participante), el observador interacciona con el o los
observado/s, modificando el proceso que pretende observar. En sus notas de
campo, el observador participante (etnógrafo) recoge su propia participación
(preguntas, sugerencias,...).
En la segunda (la no participación), el observador se aísla al máximo y
es un mudo testigo que hace anotaciones, generalmente en un protocolo ya
preparado, de lo que ve y oye durante la sesión.
Según se utilicen o no instrumentos estructurados de registro, la
observación puede ser estructurada o no estructurada (etnográfica).
¿Dónde observar?
Se puede observar la interacción profesor-alumnos en el aula o los
resultados (cuadernos,...) de las actividades de los alumnos, individuales o en
equipo.
Además de observar la “vida” en el aula o en otro espacio lectivo
(gimnasio, sala de usos múltiples, taller, biblioteca, laboratorio, patio, ...) se
puede observar las intervenciones de los equipos de profesores, los claustros y
otras reuniones de órganos colectivos de gobierno o coordinación pedagógica,
que se dan en salas y despachos.

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